II
No me intuís cual soy. Creéis lo que habéis visto y es por eso. No sabéis del laberinto. No sabéis del jardín secreto. No intuís cuantas mariposas nacen en mi pecho cada día ni cuanto pájaro muerto me han dejado en las manos, como al pobre de Gamoneda. Me llamáis a vivir una vida cuya cuadriculada milimétricamente existencia me espanta. Sólo la idea de pertenecer mínimamente a eso, como lo hago, me turba. Yo sin embargo os veo felices como flores de primavera. Váis. No, la calle no pasa por vosotros. Váis, vosotros, por la calle, pecho henchido, cartera a color con los billetes y las idéas, pensando en vuestro pronto matrimonio con la persona perfecta. O adecuada. Qué demonios. O la que os dé un poco de cariño. Henchidos como palomos en celo. Y vosotras, me recordáis a veces a jacas. No todas, no quiero ofender. Sólo algunas. Especialmente con botas altas y cinturón marrón a juego. Cadera de mula. Dios. Cuánto me recordáis a Jacas. En el andar, en el sonido de los tacones o la postura de espera, en el rondar a los pollinos y a los caballos, preferiblemente de pura sangre, o preferiblemente bellos de algún modo. Y también vosotras, cartera a juego con los billetes, trotáis como yegüas en la cuadra. Buscando al mejor postor. No es por criticar, también hay otro mundo cerca de mí. Esto de lo que os hablo es sólo un bocado escupido de una manzana que no me gustó morder. También hay otros mundos, bellos, mundos como pompas de Jabón, simpáticos y gentiles, sutiles, Machado por medio. Mundos de mariposas que vuelan de una flor a otra. Mundos de lotos. De serpientes. De pájaros. Grace. Moving mandalas. (Hay muchos mundos dentro de ese mundo, pero no os hablaba de eso ahora, os hablaba de mí, y supongo que por eso os he hablado de esto).
Volviendo al tema. Al mí, al yo, al ego.
Eso que veis tan torpe por la vida.
Eso que veis hacer cortes de manga.
Decir palabras obscenas sin remilgo.
Alarde de su falta de vergüenza.
Eso que criticáis por esto o por aquello.
Que no os completa, que lo véis vacío...
Eso está lleno.
Es un pájaro gordo que emite poesía.
Un pollo picamierda (mi madre lo diría).
Un ave cuyas alas son más aves y así en fractal.
No el mundo que intuís todo de sombras
ni el mundo que pensáis con mucha luz.
Un mundo aparte.
Por eso voy chocando con todo y todos. Por eso aullo aquí y ahora que saldré vencedor.
Oh sociedad, tú, sosa. Pastelosa. Llena de buenos motivos tras los que se esconden malvadas acciones. Religiones amables que esconden las garras y los dientes. Sociedad de anuncio navideño. Toda perfecta. Tu, la tan feliz, la todo va bien. Protégeme de ti y de tus caminos.
Me declaro en guerra desde ahora contra todos vuestros mundos.
El mío triunfará. Y olerá a...
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se asoman al espejo