Las cosas de Iván Federico

Átomo perdido en la llanura, que me nombró el poeta, nací sin querer y moriré sin poder evitarlo.

среда, 17 ноября 2010 г.

Otoño en mí.

No puedo comprender que, aun, este otoño
no esté todo plagado de hojas caídas.

Hojas en el campo,
hojas en el bosque,
hojas en los libros...
Pero en el centro nada.
Los árboles están desotoñados.
Cuando caminas oyes el seco plof de tus zapatos
y no el crujir de las primeras hojas que cayeron,
ya secas para el festival de las pisadas.

Por otra parte no nos engañemos.
Este otoño se nota un grave descenso
de los acordeones roncos,
y los violines constipados
que caracterizan, viejos, grises,
las calles de Granada en los otoños.
El frío, diréis, el frío...
La policia de la nostalgia, diré yo.
Pues ya dice de viejo el refranero
"acordeón que no suene y pisada que no cruja
seguro es cosa de bruja"

Pero este otoño tiene un regalo especial, hay que decirlo,
que los otros otoños reservaron para gente feliz, gente dichosa,
y son domingo tras domingo los domingos de este otoño el regalo.

Primer domingo sin hojas:
tus ojos frente a frente con los míos,
y nuestras bocas y nuestros oídos
en un círculo místico encerrados.

Segundo domingo sin acordeones:
waltz en Valparaiso, fauno y río
danzando y levitando y tiritando,
y más tarde, (domingo), los titanics
hundiéndose en la cueva del león,
Leonardo resistiéndo sólo a uno,
sólo a un tipo de muerte y no de frío.

Tercer domingo y ya si, este con todo:
acordeón, violines, paz, incienso,
árbol de otoño, huevo, papas fritas,
chimenea de cuerpos como leña,
brazos, franela, bocas, besos, llanto,
noche que tu te pierdes y te encuentro
sin importarme mucho castigarte
en una esquina ardiente de tu cama.

Amanece miércoles de tarea y disolución de ideas.
Velocidad devora otoños con sus dientes de invierno acelerado.
Jueves vendrá también con cuentagotas marcando un tempo frío
de hora en hora, como la gota fría de la llovizna que se instala en la nuca.
Viernes donde la poesía la roba Cádiz y no me invita ni a un mordisco, bueno...
Sábado de nomuertos. Compromisos absurdos del poeta que te escribe.
Que quiere que el domingo llegue pronto,
y traiga hojas caídas
y crujidos.





























y todo eso.
Ya sabes lo que digo en mis silencios.

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se asoman al espejo